EL CALAFATE.- (LA NACION) Son jóvenes y creativos. Nacieron en la era de las tecnologías. Chequean su celular a cada paso y conciben el mundo como una red donde la gente pueda tenderse una mano para ayudar. Por eso, quizás, no sean consientes que regalar prótesis de manos que van imprimiendo en el baúl de una camioneta a medida que viajan cientos de kilómetros, es una proeza que quedará registrada en la historia de la medicina, pero también en cientos de corazones. El #Argentinaton es el nombre del viaje que concibió Gino Tubaro, el joven inventor argentino para recorrer el país y entregar las manos mecánicass 3D. “¿Y si salimos de Buenos Aires y vamos a entregarlas nosotros?”, se preguntó Tubaro y lanzó el deseo con forma de tweet. “Enseguida nos llegaron respuestas de todos lados y así empezamos a organizar los viajes”, cuenta a LA NACION, en su recorrido patagónico que finaliza en las próximas horas. Tubaro no está solo, lo acompaña el equipo de Atomiclab, una organización sin fines de lucro que creó junto a otros jóvenes como él que no conocen de fronteras a la hora de soñar. Tienen menos de 30, son voluntarios convencidos que no se pueden pagar miles de dólares cuando una persona puede acceder a una prótesis realizada en 3D, por solo U$S 20. Junto a Gino viajan Aldano Pelusso y Alexia Gozux, parte del equipo. Los pedidos los reciben en su página, por eso saben que hay una enorme demanda y las soluciones actuales provistas por privados, obras sociales y el mismo estado no son fáciles ni económicas “las prótesis tienen un costo aproximado desde 7.500 US$ a más de 15.000 US$ mientras que con impresión 3D se pueden hacer por un aproximado de 20 US$”, detallan los inventores. Cuando terminen llevarán recorridos más de 20 mil km por Argentina y aún les quedará la última etapa que realizar a partir de noviembre. Quieren entregar mil prótesis para cuando finalice el año. La mayoría son por pedidos que les llegan por mail, por teléfono, por redes sociales. Otras las van creando en la ruta mediante una impresora 3D alimentada por paneles solares montada en el baúl de la camioneta Ford, uno de los sponsor del viaje por Argentina. “Hoy festejo mi cumple (23) y lo único que quiero es que más personas puedan tener su prótesis 3D gratuita” compartió Tubaro en su cuenta de Twitter en medio del viaje por la estepa patagónica. Bajaron por la cordillera, llegaron hasta Ushuaia y volvieron por la costa. En cada parada, había un contacto previo, ¿el momento más importante?: cuando conocen al dueño de la prótesis que ellos hicieron y se la entregan.   [embed]
] “Fue muy emocionante darle la prótesis a Juan, un trabajador petrolero que perdió la vista, una mano y un brazo, en Cutral Có”, relata Aldano estudiante de ingeniería electrónica y uno de los cerebros de Atomiclab. Cuentan que es la primera vez que entregaban a una persona ciega una prótesis, y ver como la reconocía a través del tacto, los conmovió. Cada entrega es una emoción más. Sus redes sociales están llenas de palabras de aliento y de agradecimiento. Tubaro tenía 16 años cuando empezó con las prótesis de mano. “La mamá de Felipe, que entonces tenía 9 años, me contactó y me preguntó si podíamos hacer una mano para su hijo”, recuerda el joven sobre la primer prótesis que hizo. La madre le mandó una foto del muñón sobre una hoja cuadriculada y a partir de ahí, Gino empezó a hacer los cálculos para la medida de la mano. La imprimió en colores de superhéroe. Y seis meses después entregó la mano impresa en 3D. Y empezó el camino a realizar su sueño. Las manos las imprimen en PLA, una fibra sintética biodegradable, considerado el material plástico más limpio de la gama, derivado de almidones vegetales. Entre su equipaje viajan con PLA para imprimir las manos. Con los años fueron perfeccionando las prótesis y comparten los diseños desarrollados por ellos en la web, para que más gente se sume a la cruzada de realizar una prótesis. Una mano se imprime en 16 horas. [embed]
] A quienes se suman imprimiendo ellos los denominan “embajadores”, de Atomiclab. Ellos le envían los archivos que calce a la medida del usuario y cubren los gatos de material. Los embajadores imprimen y entregan la mano. Ya hay más de 1.200 embajadores en más de 40 países. . Hasta en Complejo Penitenciario Federal IV de Mujeres, de Ezeiza tienen embajadores: “es el primer taller de impresión en 3D dentro de una cárcel, nosotros los capacitamos y ellos las imprimen”, cuentan orgullosos del taller que hoy es modelo. “Queremos terminar el año con 1000 manos entregadas, estamos cerca”, se entusiasma Gino que habla en voz baja y en forma didáctico, como el que esta acostumbrado a explicar muchas veces, lo mismo. En Picún Leufú, Neuquén, una nena, Lulú recibió su mano. Su maestra la pidió por la plataforma. “Hay chicos tímidos, después se van soltando, algunos hasta hacen un calendario mientras esperan que llegamos, otros nos mandan fotos y videos”, cuentan los inventores solidarios. Tal es el caso de un video compartido en sus redes sociales donde se ve a un chiquito soltando la soga gracias a la ayuda de su mano atómica. [embed]
] Los jóvenes coinciden que con los niños concretan las entregas más emocionantes, sin embargo también los sorprende cuando una persona mayor recibe una prótesis “es que la gente grande es la que tiene menos esperanzas, por eso cuando se las damos y las prueban se les transforma la cara”. El equipo de Atomiclab, no viaja solo. Cada momento va siendo registrado audiovisualmente. Además de las entregas, se contactan con sus embajadores, mantienen activa la comunidades en las redes sociales, comparten fotos y los desvela que en las aulas de las escuelas públicas se enseñe a diseñar e imprimir en 3D y sobretodo que aprendan una práctica solidaria. En lugar de vender las prótesis, las regalan. Atomiclab subsiste con los aportes que le hacen un grupo de sponsors y las donaciones de empresas y particulares a través de su sitio de internet atomiclab.org. Piensan en como seguir creciendo en la plataforma pero sobretodo los desvela como seguir revolucionando el mundo. Una revolución que recorre las rutas.