LA NACIÓN/Mariela Arias.- CALETA OLIVIA.- Un día antes del descubrimiento del ARA San Juan un marino declaró ante la justicia que había información muy certera que ubicaba al submarino en la zona donde finalmente sería encontrado. El viernes pasado, el contraalmirante Luis López Mazzeo declaró durante seis horas ante la jueza federal Marta Yañez, nada hacía suponer que el área que marcó con la ayuda de una carta náutica, sería el lugar que apenas unas horas después sería hallado. Se trata de la que originalmente se denominó como , “Area de Muy Alta Probabilidad”, por el estado mayor internacional de la búsqueda, o Área 1, que luego fue reducida a un área mas pequeña, Area 15A, donde un año y un día después del último contacto, el barco de la empresa Ocean Infinity detectó a la nave argentina a 907 metros de profundidad. Cuando el San Juan se perdió, López Mazzeo era el Comandante de Operaciones de Adiestramiento y Alistamiento de la Armada jefe de la base naval de Puerto Belgrano, y por su cargo le tocó comandar el operativo SAR (Búsqueda y Rescate) del submarino ARA San Juan. López Mazzeo, quien por ahora se encuentra suspendido en su cargo por la investigación interna que lleva adelante la Armada, recién fue llamado a dar su declaración testimonial en la causa. Unos meses antes, sus abogados se habían presentado espontáneamente en el juzgado de Yáñez, pero no fueron aceptados. Hasta el viernes 16/11, pese al feriado judicial, le tomaron la testimonial. El contraalmirante fue el único de todos los marinos, incluidos el ex jefe de la Armada, Marcelo Srur, que se presentó en los tribunales santacruceños con el uniforme reglamentario. Se retiró sin hacer declaraciones a la prensa, pero estuvo con el equipo de Yañez por varias horas. Asistió allí muñido de una carta náutica que le cedió otro capitán de la fuerza y marcó las distancias con un compás de punta seca y un lápiz donde detalló el derrotero, el lugar de la última comunicación, el último mensaje y también la evaluación de factores que lo llevaban a pensar que el buque se encontraba en el Area 1. Según pudo reconstruir LA NACION a partir de fuentes con acceso la causa, el contraalmirante aseguró que toda la información recabada durante el SAR lo llevaba a la convicción cinemática que el submarino debía estar en el Àrea 1. Así detalló como el buque científico chileno Cabo de Hornos fue el primero que realizó un contacto en la zona, que luego se denominarían “punto dato Cabo de Hornos 1”. En su declaración el contraalmirante detalló como otras naves revisaron el sitio sin dar con el buque por lo que era necesario realizar una búsqueda de fondo, o científica, dentro de los cánones submarinos. A pesar de ello, la información recabada fue cruzada pocas horas después con la ubicación que estimaron las distintas fuentes que registraron el “evento anómalo singular, corto, violento y no nuclear consistente con una explosión”, incluida a la Organización para la Prohibición Total de Pruebas Nucleares CTBTO. A estos datos, los cruzaron con información de sismógrafos argentinos y todos coincidían en la zona donde fue finalmente hallado. Lopez Mazzeo, detalló en su declaración como esos datos fueron precisados a Aguad, no solo la convicción del sitio que debería estar el submarino, sino también el ofrecimiento de la marina inglesa para continuar con la búsqueda de fondo que se entendía necesaria para completar el operativo. En ese informe, el contraalmirante y su equipo habían llegado a la conclusión -inevitable y dolorosa- de que no había más vida humana. Luego de la presentación del informe que ocurrió dentro de los días del SAR, Srur inició actuaciones disciplinarias internas contra López Mazzeo y el entonces comandante de la Fuerza de Submarinos, Claudio Villamide y los apartó del cargo. La sanción fue revocada posteriormente, aunque por ahora continúan suspendidos en el cargo. Los dichos de López Mazzeo fueron apenas horas antes, que una llamada casi al filo de la medianoche del viernes pasado, le anunciara a la doctora Yáñez el hallazgo de la empresa Ocean Infinity. Foto portada: Crédito La Nación