SANTA CRUZ.- A medida que avanza la causa que investiga el pago de coimas a exfuncionarios por parte de contratistas de la obra pública entre 2003 y 2015, los testimonios de los arrepentidos adquieren más relevancia aunque aún resta que la justicia determine la veracidad y certeza de los dichos. La última declaración del exministro de Economía de Santa Cruz, Juan Manuel Campillo, reforzó la presunción de que el dinero que el exsecretario presidencial, Daniel Muñoz, invirtió en inmuebles en Nueva York no le pertenecía, y aunque no dio nombres "se dio por sobreentendido y estaba en el aire que eran de Néstor y Cristina", reveló ante el juez. Campillo contó cómo fue el último diálogo que tuvo con Muñoz días antes de que fallezca producto de un cáncer fulminante, y habló de la sugerencia que le había hecho de que "reintegrara ese dinero a sus dueños", para que de ese modo se curara. Dijo que él había estudiado Metafísica y energía zen, y que a Muñoz el cáncer se lo había provocado los problemas derivados de la fortuna que manejaba. Según Campillo, Muñoz le había dicho que no quería dejarle "el problema" del dinero a su mujer, Carolina Pochetti, a quien también calificó de "ambiciosa". El ex funcionario kirchnerista, Juan Manuel Campillo, volvió a declarar ante el juez, Claudio Bonadío, en la causa que invesga el pago de coimas a funcionarios por parte de contratistas de la obra pública durante las presidencias de de Néstor y Cristina Kirchner. Campillo está detenido en el penal de Ezeiza, desde el 20 de noviembre, y en su primera declaración como arrepentido no logró que lo dejaran en libertad. El miércoles 30 de enero pidió declarar nuevamente y agregó más detalles sobre su participación en las operaciones inmobiliarias de Daniel Muñoz y su esposa, Carolina Pochetti. El diario Infobae accedió al testimonio juidicial de Campillo, y dio a conocer pasajes de los dichos del exfuncionario K. "Muñoz estaba preocupado por sus hijos, tanto los del primer matrimonio como los que tenía Pochetti. Esa fue una reunión en el domicilio de la calle Williams que comenzó por la tarde y terminó por la noche. En el mismo encuentro habían estado presentes Bounine y Pochetti por la tarde, quienes luego se retiraron de la reunión, siendo que Bounine se retiró de la vivienda y Pochetti se quedó, ya que vivía allí con su madre, sus hijos y Muñoz", contó al ampliar su declaración. De paso, describió a Pochetti como una persona "muy ambiciosa" que quería todos los bienes para ella, para su familia y para sus hijos" y así perjudicar a los que Muñoz había tenido con su primera mujer. Cuando finamente se quedaron los dos solos, como lo vio cansado, Campillo le preguntó "si quería seguir en otro momento" y él dijo que no porque "le hacía bien hablar. Él tenía una carpeta con la descripción de todos sus bienes, en donde había declaraciones juradas firmadas por el contador Víctor Manzanares. En esa carpeta estaban sus bienes y sociedades en Argentina y en el exterior. Mi convocatoria era para los bienes en el exterior. En esa reunión que duró varias horas él me confiesa: 'Tengo un problema'". "Me dice, 'mirá, yo me quedé con todo este dinero a mi nombre y no se lo quiero dejar a mi mujer, esto es parte de una fortuna que no es mía'. Me muestra una carpeta color amarilla y hace un repaso de las cosas. Dio por entendido que yo sabía que eso no era de él y que provenía de otras personas más importantes y no le quería dejar ese 'problema' a su esposa ni a nadie de su entorno. Me dice que Manzanares era su socio y contador por la parte local y que lo de Argentina no entraba en la negociación, que solo era convocado por lo del exterior, destacando que estos bienes de Argentina también formaban parte del 'problema'", relató. La respuesta de Campillo fue inmediata: "Le dije que lo podía ayudar y me preguntó cuánto le iba a cobrar. Le comenté que cualquiera le iba a pedir el 20% y a él le pareció mucho. Le ofrecí el 10% y le pareció bien. Le dije, 'si pretendés que alguien se juegue su cabeza, tenés que pagar bien'". Fue en ese momento que le pidió que viajara a Estados Unidos y hablara con Elizabeth Ortiz Municoy, la agente inmobiliaria que aparecía como la principal prestanombre junto al que fuera su marido, Sergio Todisco.
"Describió a Pochetti como una persona "muy ambiciosa" que quería todos los bienes para ella, para su familia y para sus hijos". (De la declaración de Campillo).
"Él (Muñoz) en esa reunión no ofreció ninguna propuesta de qué hacer con los bienes y yo le propuse que lo reintegre, a lo que me respondió que eso le iba a generar un grave problema con su mujer. Ante esto le pregunté, ¿quién se está muriendo, vos o tu mujer? Y le dije: 'Solucioná tu problema con ella'. Yo reintegraría todo a quien corresponda. Lo que te está matando a vos es esto, este problema. Yo estudié tres años de metafísica y tengo tercer nivel de energía zen y larga vida. Yo le dije que 'el cáncer lo causan los rencores y los odios, entonces sacate de encima los odios y los rencores y dásela a sus legítimos dueños y no te morís más'. Yo te puedo ayudar más con el cáncer que con los bienes". Campillo avanzó en el relato: "Cuando me refiero a sus legítimos dueños, si bien no lo dijimos puntualmente, se dio por sobreentendido y estaba en el aire que eran de Néstor y Cristina. Yo le repetía: 'Desarmá, reintegralos y se te solucionan todos los problemas. El todo es la sumatoria de las partes, con esto quiero decir que si sumamos a Muñoz, Gutiérrez, Bounine, Álvarez y Compañía, en grado de importancia, se llega al todo. Yo tomé esa reunión como que se estaba sincerando. Fue una de las pocas veces que estuvimos solos. Para mí él estaba coaccionado por su esposa. Con Isidro eran parte de un todo, se conocían mucho, hablaban en un mismo código". A criterio de Campillo, Bounine fue una suerte de "custodia", que participó "en todas las reuniones" y fue nombrado por Muñoz como su interlocutor. "A mí me llamó la atención que el día que Muñoz muere, Bounine estaba en Estados Unidos. Entendí que evidentemente estaba haciendo algo tan importante como para no estar acá. Fallecido Muñoz, yo no tenía más nada que hacer ahí, a excepción que Bounine me dé alguna nueva instrucción. Toda vez que ello no sucedió fue que Isidro me pagó los doscientos mil euros y luego de ello no nos vimos más por este tema. Con la muerte de Muñoz se dio una especie de 'silencio de final'". "Yo no lo iba a estafar a Muñoz en su lecho de muerte y no quería que sea estafado por Pochetti, pero no se pudo hacer porque en el medio de todo esto se murió", añadió. Ratificó que cuando finalmente vio cómo el abogado Miguel Angel Plo y el resto iban a hacer las cosas, con un simple "cambio de ropaje", decidió no participar. Lo comunicó y se apartó. Tuvo que reclamarle el pago por sus servicios a Pochetti y a Bounine, que le entregó 200 mil euros. Los planteos fueron hechos por mensajes de Telegram que se autodestruyeron. Fuente Infobae