LA NACIÓN/Mariela Arias.-

EL CALAFATE.- El genetista Rolando Rivera Pomar investiga el desarrollo embrionario de la chicharrita del maíz y la mosca de la fruta, especies vinculadas al campo. Sin embargo su gran descubrimiento llegó de la mano de un gigante de dos centímetros que vive en las entrañas del glaciar Perito Moreno: se trata del Andiperla morenensis. Hasta ahora, la única especie de insecto descripta para un glaciar era de 1956, el Andiperla willinki, y se creía que era la única existente.

El Andiperla morenensis fue bautizado con el nombre del glaciar donde fue encontrado y ya fue aceptado como una nueva especie por la comunidad científica. Pero su descubrimiento encierra una historia de aventura y amistad entre Rivera y el grupo de científicos que hace tres años se encuentran cada verano en el Parque Nacional Los Glaciares para estudiar al Andiperlas. Le dicen "vacaciones de trabajo", porque si bien es una investigación científica, la financian ellos mismos.

Rivera Pomar aprendió a los 54 años a caminar sobre el hielo y a acampar a la orilla del glaciar. Era la única forma de estudiar los insectos: ir hasta donde viven, aún cuando eso implique pasar unos días al lado del hielo. El descubrimiento que acaba de ser publicado en la revista de divulgación científica Zootaxa, les abre la puerta para seguir estudiando el complejo ecosistema de los glaciares patagónicos.

Hasta aquí el equipo de científicos pudo comprobar que el Andiperla morenensis vive toda su vida en el hielo glaciar. Es un insecto sin alas, bastante grande, de hasta 2 cm de largo, del orden de los plecópteros. Las larvas viven en los cursos de agua que se encuentran dentro de los glaciares y poseen branquias. Los adultos viven en los alrededores de la zona de agua líquida, pero siempre en el hielo. Si están por encima de los 12-15 grados se paralizan, se entumecen, es decir que toda su fisiología esta adaptada para la vida a baja temperatura.

Los investigadores en los pozones del glaciarLos investigadores en los pozones del glaciar Crédito: Gentileza: Daniel Brea
Rivera es profesor y trabaja en la Centro de Bioinvestigaciones de la Universidad Nacional del Noroeste (UNNOBA), se doctoró en la UNLP, vive y trabaja entre La Plata y Pergamino, y antes lo hizo durante 12 años en Alemania, en el instituto Max Planck de Goettingën. También allí nació su amistad con Ronald Kühnlein, un investigador de la Universidad de Graz, amante de la Argentina que se especializa en fisiología de insectos.

Vivir en el frío

Como todo en la ciencia, el descubrimiento de la nueva especie nació con una pregunta. "¿Cómo funcionará un bicho a 4 grados?", se preguntaron ambos en el 2014, en un panel sobre el Andiperlas willinki durante un congreso realizado aquí en Glaciarium, Museo del Hielo. "¿Y si vamos a buscarlo?", fue la siguiente pregunta.

Pero buscar al Andiperlas en su hábitat no era un desafío fácil: había que caminar arriba de un glaciar para buscarlos. Aquí apareció Daniel Bea, que no es experto en insectos, pero sí en escalar en hielo. "Vamos, les enseño a caminar hielo y buscan los bichos", propuso el técnico del laboratorio del Centro de Bioinvestigación de Pergamino. Rivera nunca había pisado el hielo. Lo convocó a Kühnlein y a Pablo Pessacq de Esquel, otro amigo entomólogo experto en insectos acuáticos, investigador del CONICET y de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Y en febrero de 2017 organizaron la primera expedición.

Salvo el pasaje y los viáticos que la Universidad de Graz le pagó a Kühnlein para venir a la Argentina y la camioneta que les prestó la Secretaría de Investigaciones de la UNNOBA, todo ha sido financiado por ellos. "Lo tomamos como lo que gastaríamos en nuestras vacaciones", detalla Rivera Pomar. Y ya llevan tres campañas aquí en el Sur.

Los científicos tomando muestras en el hieloLos científicos tomando muestras en el hielo Crédito: Gentileza de Ronald Kuehnlein
Aquí en El Calafate, el Andiperlas willinki es conocido hasta por los niños de los jardines de infantes. En la visita que cada año realizan los chicos a la intendencia del Parque Nacional Los Glaciares les enseñan acerca del pequeño insecto que solo vive en el hielo y tiene propiedades anticongelantes en su sangre. Sin embargo, solo lo han visto los escaladores y los guías de trekking sobre hielo, excursión que se realiza sobre el glaciar.

Rivera y su grupo hicieron la primera expedición en febrero de 2017 a la que se sumó Ramiro Tintorelli, que entonces era estudiante de genética y hoy estudia neurobiología en la UBA. Allí hicieron la primera colecta de ejemplares y ya Pessacq sospechó que el insecto recolectado era distinto al que se había descripto en 1956. "Nos llevó otra expedición en 2018 para confirmar esa observación y dos años de trabajo. Definir una especie no es algo trivial y requiere una cuidadosa y concienzuda investigación", detalla Rivera.

Por su parte, desde Nueva Zelanda, Pessacq, doctor en Ciencias Naturales, que realiza sus investigaciones en el Centro de Investigaciones Esquel de montaña y estepa Patagónica, explicó a LA NACION: "Encontramos diferencia en la morfología en ciertas partes del cuerpo, en especial de la genitalia que es lo que estos insectos utilizan para reproducirse. La forma de estas estructuras que hace que podamos decir que es una especie nueva. Y también hay diferencias genéticas, entre la Andiperlas willinkins y la Andiperlas morenensis, que es la que descubrimos nosotros".

El momento de la colecta del AndiperlaEl momento de la colecta del Andiperla Crédito: Gentileza: Ronald Kuehnlein
"No sabemos aún cómo se reproducen. No sabemos la época de apareamiento. Sospechamos que se alimentan de los restos orgánicos que se acumulan en pequeños pozos en las corrientes de agua que fluyen sobre el glaciar y de otros insectos que accidentalmente caen al sobrevolar el glaciar y de unas pequeñas larvas de otro tipo de insecto que también encontramos en el glaciar pero aún no tenemos identificadas", detallaron en un informe preliminar.

En los próximos días presentarán el descubrimiento en el simposio "Fronteras en zoología molecular" en la ciudad de Goettingen, Alemania. Y se ilusionan con poder avanzar en estudiar el complejo ecosistema de los glaciares patagónicos. "En la Patagonia tenemos un ecosistema arriba de los glaciares que no se ha estudiado. Queremos hacer un recorrido por los principales glaciares y ver qué tenemos", dicen los científicos. Escalar, ya saben. Decisión ya demostraron que la tienen.

Más datos sobre el Andiperlas

En este momento los científicos se encuentran estudiando el contenido estomacal del Andiperla morenensis para identificar que ha comido. También están estudiando cómo son sus genes para conocer cómo ha sido el proceso evolutivo que permitió que estén adaptados a vivir permanentemente en el hielo sin regular su temperatura corporal, y cómo es su fisiología, adaptada a funcionar a esa temperatura.

"Tenemos evidencias (que aún requieren verificación) de que el número de especies que vive en los glaciares patagónicos puede ser mayor y no solo de este insecto, sino de otros insectos. Es decir, que los glaciares no son solamente espectaculares formaciones naturales, sino un ecosistema bastante complejo. Teniendo en cuenta que los ambientes glaciares están en riesgo por el fenómeno de calentamiento global, es importante conocer la diversidad de vida que se encuentra en ellos porque no podemos cuidar lo que no conocemos", afirma Rivera Pomar.

Crédito portada:  Rolando Rivera Pomar

Crédito: Gentileza: Ronald Kuehnlein