LA NACIÓN.- El entramado de sociedades, personajes y causas judiciales ligan a Cristina Kirchner y el caso Hotesur con Lázaro Báez y la investigación sobre La Rosadita, donde el empresario quedó detenido por lavado de dinero y la ex presidenta acaba de ser imputada. En los papeles, son dos investigaciones diferentes, formalmente separadas. Pero esta situación puede dar un vuelco a partir de las revelaciones que el "valijero" Leonardo Fariña aportó a la Justicia, con detalles sobre la llamada ruta del dinero K cuando declaró ayer ante el juez Casanello. En el caso Hotesur, el juez es Daniel Rafecas , pero el magistrado concluyó que no es competente y que su colega Julián Ercolini debe tomar la pesquisa. ¿Por qué? Porque en un viejo expediente por presunta asociación ilícita investiga a medio gabinete de Néstor Kirchner y a empresarios amigos del poder. Ercolini rechazó, sin embargo, el planteo de Rafecas y se negó a quedarse con el expediente. Por eso ahora será la cámara federal porteña la que dirima quién de los dos investigará los hoteles de la ex presidenta. Eso, claro, si el relato de Fariña no fuerza su envío al juzgado de Casanello. El motivo para esa eventual fusión de las pesquisa residiría en sus múltiples puntos en común. "Hay cruces entre los dos expedientes, hay lazos", dijo a LA NACION un juez federal. En la causa Hotesur se investigan las facturas que esa sociedad controlante del hotel Alto Calafate emitió a Lázaro Báez por habitaciones, por $ 10 millones, durante dos años. Se indaga si esos cuartos se ocuparon o no. Si estaban vacíos, pudo tratarse de una maniobra para que Hotesur pudiera lavar esos millones. Otra hipótesis que también se investiga es si esos montos de dinero de Báez a Hotesur son retornos por la obra pública que le otorgó el kirch-nerismo, con la que el empresario se convirtió en multimillonario. En la investigación sobre La Rosadita, Báez está acusado de lavar dinero en SGI proveniente de la evasión de su firma Austral Construcciones. Báez ya reconoció ante la Justicia que el dinero que aparece contando su hijo Martín en la financiera SGI es suyo. Dijo que el origen del dinero es lícito y que proviene de vender unidades que construyó en un barrio cerrado con amenities en Tortuguitas. Sin embargo, para esa fecha -el año 2012- Báez gerenciaba Alto Calafate y Las Dunas a través de Valle Mitre y lo hizo hasta agosto de 2013, cuando fue apartado de la gerencia por los Kirchner. Por eso, tampoco puede descartarse que el dinero que se contaba en La Rosadita pudiera provenir de los negocios hoteleros. Los nexos entre ambos casos también se observan en los involucrados. Así, Martín Báez, quien es el director de una de las empresas que contrataban habitaciones en el Alto Calafate, Kank y Costilla, aparece contando billetes en las filmaciones de La Rosadita y es uno de los indagados por Casanello como partícipe del supuesto lavado de su padre. A Martín Báez se suma el contador Daniel Pérez Gadín, quien difundía su currículum en Internet como contador del hotel Alto Calafate de los Kirchner -epicentro de las sospechas por presunto lavado- y al mismo tiempo aparece en SGI contando billetes de euros y dólares, según los registros de video que fueron determinantes para que el juez lo citara a indagatoria junto a los Báez. Los nexos entre las personas se ven potenciados por los lazos documentales. Así, durante los allanamientos en la oficina de Máximo Kirchner en su inmobiliaria de Río Gallegos, aparecieron facturas, cheques, poderes y contratos de alquiler cruzados entre Báez y Néstor Kirchner, una relación comercial que continuó con Máximo tras la muerte del ex presidente. Al mismo tiempo que Báez pagaba por miles de habitaciones en los hoteles de la familia Kirchner, se convertía en condómino con la presidenta en un terreno de El Calafate, prestaba millones de Austral Construcciones al ex presidente -sin cobrarle intereses- y compraba la casa familiar de la gobernadora Alicia Kirchner en Río Gallegos. De este modo, mientras Báez aportaba millones a los ingresos de la familia Kirchner, el gobierno le otorgó al empresario más de $ 16.000 millones en contratos de obra pública sólo entre 2010 y 2015, de acuerdo con la última auditoría de Vialidad Nacional. En particular, lo hizo a través de Austral Construcciones, creada días antes del ingreso de los patagónicos en la Casa Rosada, en mayo de 2003, y que terminó de registrarse ante la AFIP semanas después. De inmediato, comenzó a ganar licitaciones y fortuna. Pero los nexos entre Báez y Néstor Kirchner continuaron tras la muerte del ex presidente, a tal punto que el empresario construyó la bóveda donde descansan sus restos, mientras que los vínculos comerciales siguieron con la entonces presidenta Cristina Kirchner y sus hijos, Máximo y Florencia. Pero todos estos vínculos, que comenzaron hace más de dos décadas, sufrieron un contratiempo durante las últimas semanas, cuando Báez empezó a desmarcarse del kirchnerismo y mandó mensajes de que no estaba dispuesto a quedar atado a su misma suerte. Fue la gobernadora Alicia Kirchner quien tomó el guante e intentó negar los vínculos comerciales de su familia con Báez. el-caso-de-lazaro-baez-2185171w640                                                 * Mariela Arias/Alconada Mon/Hernán Capiello