Gardo Por Daniel Gardonio.- La decisión de autorizar el ingreso de carne fresca de cerdo sin hueso enfriada o congelada y embutidos frescos a base de cerdo exclusivamente para consumo interno, de origen nacional del norte del Río Colorado genera cambios en las reglas de producción que pondrían en jaque a muchas explotaciones en la Patagonia y de nuestra Provincia. Lo mismo pasaría si se permitiera la venta de los mismos productos de origen extranjero. Con esta medida se desalienta la producción de toda la región. Todo el esfuerzo puesto en estos últimos años para armar una actividad agro-industrial competitiva se disipa en sólo meses. Los cambios de escenario que presentó la industria porcina en nuestra región se pueden resumir en los siguientes puntos: fuerte incremento del precio del maíz, principal insumo para el alimento de cerdos; más un inminente levantamiento de la barrera, lo que determinará una mayor oferta de producto en el mercado; y profundización de la falta de controles sanitarios en toda la zona, tanto en el sector primario como en faena, nivel de excelencia que se llevó a cabo gracias al esfuerzo de los organismos técnicos nacionales y de mucha gente comprometida e incluso comprovincianos que lucharon por ello. Teniendo en cuenta las características de la producción porcina, más del 70% de la carne de un animal despostado en el norte podrá ingresar a los mercados de la Patagonia tras esta nueva autorización. A su vez tomando como referencia la estadística oficial, a nivel nacional el consumo per cápita de cerdo este año llegó a los 12 kilos por habitante, por lo que estaríamos hablando de un mercado regional que está demandando una gran cantidad de kilos que superan el millón por año seguramente en la Provincia, volumen que representa una facturación promedio más que importante para nuestra economía. La medida del levantamiento de la barrera avanza en un mal momento para la región. La producción porcina de la Patagonia y de nuestra Provincia todavía no está madura, en el sentido comercial, como para poder enfrentar un masivo ingreso de carne de cerdo del norte del río Colorado. Por ejemplo, la producción no tiene la genética adecuada para competir con la oferta de Buenos Aires, Córdoba y La Pampa. No existió un tiempo prudencial para que ello suceda, como sí lo tuvieron los productores del norte de la barrera. En el caso de las industrias, la Provincia carece de una importante oferta para faenar, y la que existe en el mercado no reúne, por lo general, las características para ser colocada en las góndolas. Son notables, entre una zona y otra, las diferencias que presentan los indicadores de producción y eficiencia a la hora de comparar los números de la actividad. Es aquí entonces donde debe salir el estado protector de la producción local, como lo hacen los grandes representantes de la libre competencia en el mercado internacional cuidando sus productos y subsidiando en muchos casos generando así, una imposibilidad concreta de ingreso y amplias posibilidades de colocación. En muchas zonas de nuestra Provincia se han generado nuevos productores porcinos, en muchos casos con ayudas financieras locales en pro de generar economías sustentables y eventualmente suplantar a las actividades que se extinguen. Con la falsa idea de beneficiar al consumo, se favorece a las cadenas de supermercados y se extingue una actividad que directa e indirectamente genera muchos puestos de trabajo. Otras provincias patagónicas ya instruyeron a sus representantes legales para que impidan la aplicación de toda norma que permita el ingreso de estos productos, no debemos declararnos ausentes y seguir esa línea, además, de manifestar el más enérgico rechazo a la decisión del Ministerio Nacional de Agro-industria. Para nuestra Provincia el fomento y producción porcina es una cuestión de estado y prueba de ello es como la protege expresamente en el art 155 inc. e) del Código Fiscal. El cuidado de nuestros productos, trabajadores y emprendedores debe ser una cuestión de estado. *Diputado Provincial Unión Para Vivir Mejor