GNPor Héctor Barabino.- Toda represión se repudia, sin medias tintas ni especulaciones. No hay más o menos represión, represión de la buena y de la otra, del FPV y de Cambiemos. ¿Hubo gases, empujones, algún que otro garrotazo, un periodista revolcado por el piso y maniatado como un capón a degüello con un borceguí en la espalda? ¿Hubo heridos que fueron atendidos en el hospital?, entonces no fue una procesión a la virgen de Güer Aike ni un encierro de San Fermín. Fue represión y punto. ¿Hubo mujeres lastimadas?, entonces es doblemente repudiable. Y agradezcamos que esta vez no hubo balas de goma como las de la infantería en la residencia la noche de la grabación del video de Cristina, ni infiltrados del gobierno que nunca faltan, ni algún gendarme que le saltó la chaveta y desenfundó su furia de Ninja petrechado contra un estatal de pechera verde. Toda represión se repudia aunque uno no comparta la metodología del reclamo,  ni las consignas convocantes, ni comulgue con el dirigente que encabeza la protesta. Por más que el desalojo haya sido advertido e intimado y transmitido cada kilómetro que avanzaban los gendarmes como en un reality, y que su desenlace era uno solo. Siempre el mismo. Repudiar la represión a ATE no nos emparenta con los hipócritas que hoy simulan dolerse por "el accionar de Gendarmería" cuando hace una semana un funcionario  golpeó con sus puños a jubiladas y no solo no hayan condenado la violencia sino que la magnificaron defendiendo al agresor acusando a las víctimas de provocadoras, y confirmando al funcionario en el cargo. Los comunicados del kirchnerismo repudiando el desalojo de ATE estaban escritos desde el momento mismo en que el gremio decidió el corte de rutas. Era cuestión de esperar nomás, ya iba a caerles encima la Gendarmería a los estatales,  habrá corridas, humo y vidrios rotos y entonces el gobierno impostará:  "¿vieron?, es el gobierno de Macri el que reprime, el mismo que nos asfixia financieramente, el que no quiere mandar la plata para los sueldos, el que no quiere que Costa se siente con Alicia".  Tan previsible como burdo. Repudiar el desalojo violento de ayer, como en su momento fueron repudiadas las numerosas represiones y cacerías de petroleros y maestros en zona norte perpetrados por la misma Gendarmería pero durante el gobierno de Cristina cuando por ejemplo hirieron con balas de goma a la periodista Adela Gómez, no nos emparenta con los Grasso,  los Pietragalla, los Mazú, o los colectivos de periodist@s de  género que ruinmente salieron a revictimizar a las jubiladas golpeadas por Ivovich, acusándolas de haber provocado al funcionario. Condenar la absurda represión a estatales no significa abrazarse con quienes durante 26 años generaron las condiciones para que llevemos tres meses sin clases, los jubilados estén en la calle y  haya gente cortando rutas porque no cobran sueldos y temen perder más todavía. Porque repudiamos las consecuencias pero también las causas y a sus autores. Porque la represión es una sola y hay que condenarla siempre, como a la hipocresía.