El primer objetivo a resolver, es lograr que tu entorno entienda que no elegiste serlo.

Que quede claro: no me desperté un día y le hice una escena al gluten diciendo “mirá gluten, la verdad que me aburriste y no tengo más ganas de consumirte. Lo nuestro no va más. No quiero tomar más cerveza, chau tortas, no te banco. Fuera de mi vida”. Para nada.  

La celiaquía es una enfermedad autoinmune. 

Explicado de forma sencilla: las enzimas que deberían procesar el trigo, la avena, la cebada y el centeno (T.A.C.C.) olvidan cuál era su función. Se les desalinean los patitos. Sufren un ataque zombie y empiezan a atacarte a vos.

Te dañan por dentro. El daño es evaluado vía endoscopía y/o videocolonoscopía. Divino.  

Perdés la capacidad de que tu intestino absorba los nutrientes, y se genera un efecto dominó más que interesante que puede tener consecuencias sumamente graves.

¿Cómo se cura? No se cura.

¿Qué medicamentos tenemos que tomar? No tenemos que tomar medicamentos.

Si no ingerimos gluten, los zombies se mantienen calmos.

¿Qué dosis tengo que ingerir para que se alteren y ataquen?

Esta es la parte difícil de entender: una miga de galletita; un cuchillo que se usó antes para cortar pan con TACC; la comida SIN TACC que te traen en platitos de madera que alguna vez tuvieron comida con gluten. Las tablitas de madera son nuestros archienemigos. 

A esta situación se la llama contaminación cruzada y es lo que nos genera mayor riesgo de ataque zombie en nuestra vida cotidiana.

¿Cuándo nos sentimos de otro planeta?

1-     Tenés un cumpleaños, llevás tu comida y te repiten varias veces “pero comete un pedacito de torta… un pedacito no te va a hacer nada”. ¿Querés apostar?

2-     Te juntas con amigos a cenar en algún restaurante que no tiene comida apta. Pesadilla. Llevas tu comida y después tenés que dar 2.897.375 explicaciones, y hasta casi pedir disculpas a los encargados del lugar, porque ellos no tienen alguna opción para nosotros. Por ley TIENEN que tener dos opciones. Pocos lugares lo cumplen seriamente. ¡¡¡No lo hacemos por no gastar, muchachos!!! ¡¡¡Lo hacemos por celíacos!!!

3-     Cuando tenés que comprar medicamentos, tenemos que buscar medicamentos de laboratorios que sean aptos.

4-     ¿Pasta de dientes? Tiene que ser apta.

5-     Me encantaría compartir unos mates, pero medio planeta toma mate comiendo bizcochitos, galletitas, etc. No puedo tomar mate con esa bombilla.

Nuestros ojos tienen imanes para descubrir los simbolitos de “SIN TACC”. Los celíacos miramos primero si tiene símbolo y después el precio.

¿Sabes cuánto pagamos un kilo de harina apta? Cuatro veces más, aproximadamente,  que la harina de trigo.

¿Cuál es la mejor parte?

Cuando tu familia te prepara cosas ricas y distintas para vos.

Cuando tus amigos te preguntan adónde vamos a cenar, así vos también podés comer.

Cuando restaurantes de tu localidad se informan, aprenden y te dan opciones confiables.

En esos momentos seguís sintiendo que sos de otro planeta, pero visitando un planeta vecino en donde te tienen en cuenta y quieren cuidarte.-