LA NACIÓN / Mariela Arias.- 

EL CALAFATE.- Hace diez días que Cristina Kirchner arribó aquí, a la ciudad en la que se siente más cómoda, en la que se mueve con soltura y con la tranquilidad de saber que solo recibirá halagos y buen trato a cada paso. Llegó a principio de enero en un vuelo comercial de Aerolíneas Argentinas, junto a su hija Florencia y su nieta Helena, con quien ya había venido en noviembre ultimo.

La vicepresidenta no es una turista; aquí tiene domicilio, y sus hijos tres hoteles, que viven por estas horas los mismos devenires que toda la actividad turística local de un destino que estuvo, hasta la pandemia, enfocado en el turismo internacional. A diferencia de su viaje anterior, que estuvo en su chalet ubicado junto al puente Antuco, desde que llegó ya realizó algunas visitas por los locales céntricos.

Durante el fin de semana visitó el nuevo local de la juguetería y cotillón "Sorpresa", cuyos dueños compartieron una foto de la vicepresidenta ataviada con una ruana negra, anteojos de sol y barbijos. En la publicación compartida en las redes sociales, sus dueños agradecieron que los visite nuevamente.

En la ciudad ella se mueve con una guardia mínima: solo con un secretario y una camioneta de la custodia que la sigue a cada paso e intentan pasar desapercibidos, mientras aguardan en el exterior de los locales a que ingresa. En otros viajes, era común que ingrese a probarse un calzado o una prenda y siempre aceptaba tomarse una foto con los dueños o con los empleados de los comercios, habituados a su presencia.

Pero a quien sí logró sorprender el domingo a la mañana fue a la pastelera y repostera Analía Hokano, quien hace poco mas de dos años abrió un primoroso local en una de las laterales de la avenida principal. "Y un domingo cualquiera....La Vida puede Sorprenderte con la Visita menos esperada y más Gratificante que jamás haya sentido. El día que Ella visitó mi Pastelería y Mi Corazón estalló de Emociones!!!", escribió la repostera en sus redes sociales junto a una foto de la vicepresidenta vestida de colores claros y zapatillas blancas y en la que agradeció su visita.

La pandemia no le permitió viajar con frecuencia a la ciudad que descubrió en 1982, cuando apenas era un caserío y el turismo estaba solo en la mente de algunos pocos visionarios. En ese año junto a Néstor Kirchner llegaron aquí, para afiliar partidarios al PJ en vista a las elecciones del regreso de la democracia al año siguiente. Con los años ellos siempre volverían, y ella sería agasajada de diferentes formas, hasta fue nombrada madrina de un paseo comercial céntrico.

Fue aquí donde decidió fijar domicilio en 2008, año en que retiraron los muebles de la casona de tres plantas ubicada Río Gallegos, luego de que la protestas de docentes y estatales en el 2007 tomaran a la casa, como referencia de las protestas. Fue aquí donde pasó las primeras semanas tras asumir la presidencia en diciembre de 2007 y también aquí el verano posterior al fallecimiento de Néstor Kirchner.

Durante su presidencia 2008-2015, Cristina no faltó, cada 15 de febrero, al acto donde se recuerda el Bautismo del Lago Argentino y en que se celebra la Fiesta Nacional del Lago, que este año estará suspendida por la pandemia. Ella inauguró el anfiteatro donde se realiza la fiesta y promovió las obras públicas más importantes para el desarrollo turístico de la ciudad. Acá ella llama por su nombre a muchos de los antiguos vecinos y sabe que la hostilidad que supo sufrir en Río Gallegos, no tiene aquí terreno fértil.

Mientras tanto, la ciudad apenas remonta en la actividad turística, tras una larga puja con la gobernación de Alicia Kirchner por la ampliación para el permisos de más vuelos, los empresarios turísticos ven con pesimismo la actual temporada. Por ahora, desde la gobernación no autorizan más vuelos para evitar una escalada de Covid-19.

De las 8500 plazas hoteleras habilitadas en la temporada anterior, hoy solo se encuentran disponibles 3961 plazas según informaron oficialmente a LA NACION desde la Secretaría de Turismo, en tanto que en los primeros diez días del año arribaron 3900 turistas a la ciudad.

Por ahora, solo llegan 21 de los 80 vuelos semanales que llegaban en enero pasado, "si no contamos con mas vuelos anunciados y puestos en pantalla" con antelación, no serán buenas las perspectivas de esta temporada, el 21/01 empieza a volar Jet Smart con dos vuelos semanales, no es mucho pero suma", explicó a LA NACION, Oscar Souto, secretario de Turismo municipal.

Los hoteles de la familia Kirchner

Los hoteles de la familia Kirchner no escapan a la realidad turística: de los tres hoteles que tienen en la ciudad, solo dos están operativos: el Alto Calafate, que durante el año abrió sus puertas de forma intermitente para recibir a empleados de empresas mineras que debieron cumplir aquí la cuarentena, y el hotel Las Dunas, que recién abrió sus puertas el pasado 4 de enero tras estar todo el año cerrado.

Según pudo confirmar este medio con fuentes de la administración de Las Dunas, este hotel -administrado por una sociedad argentina con capitales chilenos- cuenta con reservas de turismo nacional para enero y febrero. Tanto el Alto Calafate como Las Dunas son parte de las causas judiciales. Por su parte el Hotel Los Sauces, lindero al chalet de Cristina Kirchner no abre sus puertas desde 2016, año en que se retiró la familia Relats de la administración. Por su parte, la hostería La Aldea de El Chaltén también se encuentra cerrado desde ese mismo año.

Los tres hoteles están valuados en 33 millones de dólares -Alto Calafate, 9 millones; Los Sauces, 15 millones, y Las Dunas, 9 millones- según los valores, aportados por los interventores de las empresas a la Justicia, están basados en los montos por los que fueron aseguradas o bien a partir de tasaciones propias a partir de consultas con el mercado inmobiliario. En tanto que la Aldea de El Chaltén está tasado en 108 millones de pesos.

Los cuatro hoteles hoy están bajo la lupa. La Justicia dio por probado, en una primera parte de la investigación, que a través de la simulación de alquileres de habitaciones del hotel Alto Calafate, administrado por la firma Hotesur, los Kirchner cobraban de Báez, dueño de Valle Mitre, dinero proveniente de sobreprecios en las obras públicas adjudicadas a su empresa Austral Construcciones. Ese caso fue elevado a juicio, pero el proceso oral todavía no tiene fecha de inicio.