Los diccionarios son libros vivos, entre otras cosas porque renuevan su sangre cada tanto agregando y eliminado palabras.

Hace unos días conocimos el listado de novedades en el  diccionario de las academias de la lengua española.  Para ser rigurosos es preciso decir que nunca se trata de palabras nuevas aunque  se presenten así a los medios, son palabras muy usadas, que aparecen en el habla, en la escritura, en las redes, en los medios de comunicación; salvo contadísimas excepciones el diccionario no actúa de prepo.

Las novedades pueden ser una adición de artículo; en ese grupo este año tenemos ‘ayudamemoria’ que parece que nos viene del francés. Otra muy linda combinación de dos palabras que acaban siendo una es ‘chupasangre’ que trae dos acepciones, la primera más descriptiva y la segunda es pura metáfora “persona o entidad que explota a otras o se aprovecha de ellas”. Pero no todo es unir palabras ya que puede ser un acortamiento como el tan popular ‘finde’ (por fin de semana) que también acaba de ingresar.

Cada nuevo artículo suele venir acompañado de su etimología, una interesante es la de ‘estevia’, la planta y edulcorante que deben su nombre al de un médico y botánico español: Pedro Esteve o el ‘nacho’, la tortilla triangular de origen mexicano, que se ganó su nombre por un cocinero: don  Nacho Anaya García.

Otras veces lo que se agrega es una acepción como el caso de ‘hilo’ que ahora incorpora “en foros de internet o redes sociales, cadena de mensajes publicados sobre un mismo asunto” y ya que estamos con las palabras de internet también entró el verbo transitivo ‘despublicar’ en el sentido de retirar del acceso público un contenido en un entorno digital.

Cada lengua se ocupa de sus diccionarios a su propio modo, en nuestro caso es así; las palabras entran decimos y a veces creemos que antes no existían cuando lo cierto es que las veníamos usando desde hace rato. A propósito de eso, una de las etimologías más simpáticas del diccionario es la de ‘sandwich’ que vincula al objeto con el nombre del señor que por no dejar de hacer lo que estaba haciendo pidió que le sirvieran la comida entre dos panes;  ya podemos dejar de pelear con esa doblevé tan incómoda y escribirlo así como suena ‘sánguche’; ahora con permiso del diccionario.

Prof. en Letras